“Cuando era protestante yo notaba que mi religión era seca y triste, pero no mi vida; sin embargo siendo católico mi vida es triste y seca, pero no mi religión”

(Beato Card. John Henry Newman)

________

Lamentaciones segundas

Stat Crux

 

cristo10

 

 

 

Hemos continuado en los maitines de hoy con la lectura de las Lamentaciones de Jeremías (Lamentación segunda), y nos detendremos en la letra NUN.

 

“Prophetae tui viderunt tibi falsa et stulta…”

“Tus profetas te anunciaron visiones falsas e insípidas,

no pusieron al desnudo tus iniquidades para hacer

cambiar tu suerte,

sino que te anunciaron oráculos vanos y falaces”

 

Hace poco tiempo nuestro continente y el mundo entero se conmocionaron con los terremotos y tsunamis que han causado, en el decir de algunos científicos, un desplazamiento del eje del planeta.

Dejemos a geólogos, sismólogos y demás especialistas en el tema el continuar investigando las causas y las consecuencias que tales movimientos traerán a nuestra pobre “casa grande”.

 

Al modo como se ha producido un corrimiento de tierras y ciudades y la inclinación del eje de nuestro globo, en los últimos siglos comprobamos un desplazamiento del eje central sobre el que debe girar nuestra fe cristiana.

Precisamente el Viernes Santo, la liturgia de la Iglesia nos centra en ese eje de nuestra salvación, en lo que ha de ser para nosotros el axis mundi (el eje del mundo), el pivote de giro de la Fe: la Santa Cruz.

Ya desde los tiempos apostólicos existieron quienes intentaban torcer el mensaje de Cristo: poner otro fundamento: un cristianismo sin Cruz.

El Apóstol denuncia con audacia a aquellos que se comportan como enemigos de la Cruz de Cristo y asegura fuertemente que él no quiere saber otra cosa que “Cristo Crucificado”.

 

Ha dicho El Santo Padre:

"El "escándalo" y la "necedad" de la Cruz están precisamente en el hecho que ahí donde parece haber solo fracaso, dolor, derrota, precisamente allí está todo el poder del Amor ilimitado de Dios, porque la Cruz es expresión de amor y el amor es el verdadero poder que se revela precisamente en esta aparente debilidad. Para los judíos la Cruz es skandalon, es decir, trampa o piedra de tropiezo: parece obstaculizar la fe del pío israelita, que no consigue encontrar nada parecido en las Sagradas Escrituras. Pablo, con no poco valor, parece decir aquí que la apuesta es altísima: para los judíos, la Cruz contradice la esencia misma de Dios, que se ha manifestado con signos prodigiosos. Por tanto, aceptar la Cruz de Cristo significa realizar una profunda conversión en el modo de relacionarse con Dios.

 

Por no denunciar al mundo sus iniquidades y no poner al desnudo su mentira, muchos también hoy, anuncian visiones falsas y estúpidas.

Visión falsa del cristianismo es la que oculta la esencialidad redentora del sacrificio de Cristo, sacrificio que se consuma en el Calvario con la Muerte del Señor.

Se viene a reemplazar la fuerza de la Cruz con el edulcorante de la mentira y la estupidez.

 

Durante la Última Cena, en la cual el Señor instituyó los sacramentos de la Eucaristía y el Sacerdocio, soportó el cinismo de Judas, la presunción de Pedro y la poca inteligencia de los Apóstoles sobre el sentido de lo que estaba realizando. “¿Entendisteis lo que acabo de hacer con vosotros?”

 

No sólo el lavatorio de los pies. Sino además el adelanto místico de su inmolación definitiva en el Gólgota: el haberse hecho presente de modo admirable en aquel pan que partió con sus santas y venerables manos.

 

En el Huerto, mientras Él oraba y los discípulos se dormían, Judas no perdía tiempo en concertar los últimos detalles de su prendimiento.

 

Martín Descalzo nota con agudeza que mientras se llevaba a cabo el drama más grande de la historia (la Muerte del Hijo de Dios) algunos soldados jugaban a las tabas.

Cuando llegó el momento de la repartija de los despojos de los crucificados, al advertir la calidad del manto del Señor –tejido en una sola pieza- decidieron “sortearlo para ver a quién le tocaba”.

Este sorteo del premio debió de llevarse a cabo de alguna manera.

Para aquellos verdugos ejecutores de tantas muertes, pasar el rato era algo “de more” y por ello contaban con sus jueguitos: llevaban dados en sus mochilas.

 

¿Cómo vería Jesús tras sus ojos velados por la sangre y el dolor aquel espectáculo?

¿Han entendido los suyos lo que significó su Cruz?

“Ahora no lo entendéis. Más adelante lo entenderéis”

 

Sublimados por la infusión del Espíritu Santo, los Apóstoles comprendieron todo lo que su Maestro hizo y dijo.

Y ya no hubo dubitación: el eje estaba bien puesto. Nadie podía edificar sobre otra roca que Jesucristo.

Y en esa roca, bien clavada y firme el arma de su victoria: la Santa Cruz.

 

Ahora bien, cuando por halagar los oídos (prurientes aures), los hombres (y entre ellos también muchos pastores) que en expresión del Apóstol ya no soportarán la sana doctrina, se inclina el eje del misterio cristiano, no nos sorprenderá que muchos “creyentes” hayan perdido el “equilibrio” de su Fe.

Han sido engañados hábilmente y juegan a los dados mientras el Señor agoniza.

 

La Cruz seguirá firme mientras el mundo da sus vueltas.

Stat Crux dum volvitur orbis, reza el antiguo lema cartujano.

 

Habrá muchos terremotos espirituales, eclesiales, teológicos y litúrgicos.

Mucha murga carnavalesca acompañará al Señor este Viernes Santo.

Las visitas a las siete iglesias –otrora impregnadas de un doloroso recogimiento- se tornan en bullangueras comparsas.

Comprometer para el dolor y la cruz tiene mala prensa.

Pero cuando cae el baño de repostería, es probable que el consumidor se rompa los dientes contra el leño firme de la Cruz de Cristo.

 

Para nosotros, durante esta vida, Jesús seguirá allí: sin bajarse de la Cruz. Y nosotros no podemos bajarnos.

Su Cruz seguirá firme hasta el fin de los tiempos.

Hasta que el eje de la tierra siga donde debe y haya Profetas y Apóstoles de la Verdad.

 

P. Ismael

 

 

linea_pluma