“¿por qué lloras? ¿a quién buscas?”
Perseveremos como María Magdalena, junto al sepulcro vacío.
Una y otra vez busquemos al Señor.
Quien pierde algo sumamente preciado no cesa de buscar allí donde lo había dejado.
El sepulcro vacío es la garantía de nuestra Fe en la Resurrección del Señor.
Cuando digo “creo” digo “sé”…
Sé que el Señor vive.
Dime Señor dónde te han puesto y yo te buscaré…
Y Tú me llamarás por mi nombre y yo te reconoceré…
¡Rabbuní!
No te retengo Señor,
me basta haberte oído…
Voy a mis hermanos a decirles que estás vivo!
P. Ismael