“Cuando era protestante yo notaba que mi religión era seca y triste, pero no mi vida; sin embargo siendo católico mi vida es triste y seca, pero no mi religión”

(Beato Card. John Henry Newman)

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La Fe trinitaria en la Misa Gregoriana

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 A. Durero. “Adoración de la Santísima Trinidad”

 

 

Instituida por el papa Juan XXII, en Avignon, el año 1334, la fiesta de la Santísima Trinidad, tiene por finalidad –concluido el tiempo pascual, en la octava de Pentecostés - iniciar el tiempo peranual, desde el centro mismo del corazón de la revelación del Dios revelado por Cristo: el Dios Uno y Trino.

Es la Gran Festividad de la Fe Católica.

 

La Santa Misa católica, tal como es definida por todos los Concilios, es la glorificación suprema que la Iglesia tributa al Padre, a quien se le otorga todo honor y toda gloria, por medio del único sacrificio de su Hijo único, en la unidad del amor que de entrambos procede: el Espíritu Santo.

La Misa católica es el sacrificio de la única Víctima que se ofrece, por los vivos y los fieles difuntos, a la Trinidad Beatísima como supremo culto de latría y perfecto acto propiciatorio, latréutico, impetratorio y eucarístico.

 

La presencia trinitaria en el rito de la Misa Gregoriana, expresa admirablemente la fe de la Iglesia en la distinción de las Divinas Personas y su Unidad de naturaleza.

Contrariamente a las liturgias orientales donde se multiplican las declaraciones trinitarias, el Novus Ordo minimiza considerablemente el dogma trinitario, al menos en sus expresiones oracionales que han sido reducidas a las mínimas indispensables.

 

Por recorrer someramente los grandes momentos trinitarios de la Santa Misa, citemos los textos más notables de mayor expresión de fe en el misterio de los misterios.

 

* El Gloria al final del salmo Iudica

 

* El Gloria, como versículo integral del salmo del Introito.

 

* Los Kyries:

Escribía Dom Próspero Guéranger: “Las tres primeras invocaciones van dirigidas al Padre que es Señor: Kyrie, eleison; las tres siguientes se dirigen al Hijo encarnado, esto es, a Cristo, y por eso dice: Christe, eleison; por último, las otras tres dirígense al Espíritu Santo, que con el Padre y el Hijos es Señor (Kyrios), y por esta razón se repite: Kyrie, eleison: Señor, ten piedad. El Hijo, decimos, es también Señor, con el Padre y el Espíritu Santo, pero la Iglesia emplea al hablar de Él la palabra Christe, por la relación de este vocablo con la Encarnación” (“La Santa Misa explicada”)

 

* Las signaciones con la señal de la cruz sobre sí mismo (signo trinitario) en el Introito, al final del Gloria, el Credo, el Sanctus, etc.

 

*El Gloria final del salmo “Lavabo inter inocentes” del lavabo.

 

* El Veni Sanctificator Spiritus.

 

*El “Suscipe Sancta Trinitas” del Ofertorio.

 

*Las domínicas peranuales, repetían invariablemente para que el misterio se grabase profundamente en la memoria de la fe, el Prefacio de Sanctissima Trinitate.

 

*Los signos de la cruz con la Hostia consagrada sobre el cáliz y sobre el corporal al Per Ipsum (tres veces sobre el cáliz y dos entre su pecho y cáliz)

 

Así explica el gesto Dom Guéranger:

La Iglesia Santa posee a su Esposo en estado de inmolación y sacrificio, pero sin embargo vivo.

Así quiere realzar en él esta cualidad de Dios vivo y la expresa por la reunión del cuerpo y de la sangre, colocando la hostia sobre el cáliz que contiene la preciosa sangre, para glorificar a Dios.

Entonces dice por boca del sacerdote: Per ipusm, por él es glorificado el Padre; et cum ipso, con él es glorificado, porque la gloria del Padre no es superior a la del Hijo, ni asilada de la Hijo (así, pues, ¡qué grandeza en este cum ipso!) et in ipso, en él es glorificado el Padre, pues la gloria que el Hijo da al Padre, está en el Hijo y no fuera de él, in ipso. Así pues, por él, con él y en él, se dan a Dios todo honor y gloria.

Dos veces más hace el sacerdote la señal de la cruz, sólo que la hace entre el cáliz y su pecho. ¿Por qué esta diferencia? Estas palabras nos lo dicen: Est tibi Deo Patri omnipotenti, in unitate Spiritus Sancti, como quiera que ni el Padre ni el Espíritu Santo han sido inmolados, no conviene que al nombrarlos se coloque la hostia encima de la sangre que perteneces únicamente al Hijo, por ser Él el único que se revistió de la humana naturaleza y fue inmolado por nosotros”(Op. Cit.)

 

* El “Placeat tibi, Sancta Trinitas” anterior a la bendición final.

 

De 23 declaraciones trinitarias que existen en el Ordo Gregoriano, han quedado solo 6 en la “Missa cum Populo” y 3 en la “Missa sine populo”.

 

Ello sin tener en cuenta, entre otras cosas, que –quitado el “mysterium fidei- del cuerpo de la consagración del cáliz, el Canon (que está dirigido totalmente al Padre, que recibe la oblación del Sacrificio de Cristo), la aclamación “Anunciamos tu Muerte…” desfocaliza la dirección de la plegaria dirigiéndose a Cristo, con una plegaria escatológica.

 

La reducción del número de profesiones trinitarias va alejando a los fieles de toda la tradición patrística que siempre pone en primer plano la distinción de las Divinas Personas y afirma luego su Unidad de Naturaleza.

 

Finalmente señalemos cierta tendencia semiarriana en algunas versiones del Credo del Novus Ordo, que traducen “consubstancial” por “de la misma naturaleza”.

Recordemos que “consubstancial” evoca la oposición total al arrianismo del Concilio de Nicea.

 

Preguntas finales:

¿Comprenden la mayoría de los fieles que la celebración Eucarística es, o debe ser la gran expresión cultual de la fe en la Santa e Individua Trinidad fundamento primero y último de toda la Verdad Revelada?

 

¿Tendremos, como el mismísimo Kasper señalaba: cristianos “simplemente deístas”, bastante ignorantes del Misterio del Dios Trino?

P. Ismael

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