“Cuando era protestante yo notaba que mi religión era seca y triste, pero no mi vida; sin embargo siendo católico mi vida es triste y seca, pero no mi religión”

(Beato Card. John Henry Newman)

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Miércoles Santo: el día de la traición

Lamentaciones por mi Iglesia:

Con la indulgente venia de Jeremías

 

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estrella

Aleph

 

¡Qué sola está tu Iglesia, antes llena del pueblo fiel!

La Señora de las naciones se convirtió en viuda sin hijos.

Aquella que enseñaba al mundo es tributaria de sus principios.

 

Beth

 

Su llanto copioso no tiene consuelo y los suyos

se le volvieron enemigos.

 

Guimel

Emigró de su tierra santa y sentada entre los gentiles

no encuentra reposo: sus perseguidores la han alcanzado.

Quisieron abrirla al mundo y el humo satánico

mareó a los buenos.

 

Dalet

 

Sus caminos están de luto y son tan pocos los que

vienen a sus solemnidades.

Sus puertas desoladas, sus sacerdotes corrompidos,

sus vírgenes ridículas; ella llena de amargura.

 

He

Prevalecieron sus enemigos y prosperaron

los que la aborrecían.

El Señor la afligió por sus rebeldías

y sus niños cautivados por violadores.

 

Wau

Ha desaparecido todo el esplendor de su culto,

sus prelados son como ciervos sin pasto

y huyen sin fuerza ante el perseguidor.

 

Zain

Se acordó de sus días de gloria y de los bienes

que antes tuvo.

Cayó su pueblo en manos de los enemigos sin

que nadie le ayudase, sus enemigos la miraron

y se burlaron de su perdición.

 

Jet

Muchos han sido tus pecados, Iglesia Santa,

por eso has sido objeto de aversión:

Cuantos antes te honraban te desprecian

viendo tu desnudez.

Estás sosa y sin luz…

 

Tet

Su inmundicia manchó sus vestiduras sacras

y cayó de manera sorprendente…

Donde había veneración hoy domina la burla.

 

Yod

Echó mano el enemigo de todos tus tesoros:

tus retablos, tus ornamentos, tu latín, tu celibato,

tu unción religiosa, el silencio de tu interior…

Vio penetrar en el santuario la mano irreverente

que ultraja el Sacramento.

Tus asambleas son un circo de gitanos.

Y cualquiera pontifica.

 

Kaf

Todo el pueblo van en busca de pan

mientras tus prelados dicen:

“Denles ustedes de comer”

y en lugar de tu Pan, le dan migajas de superstición.

¿Es esta la Fe que encontrará tu Esposo a su retorno?

 

Lámed

Oh vosotros cuantos pasáis por el camino,

mirad y ved si hay dolor comparable al suyo.

El Señor la ha afligido con el ardor de su cólera.

 

Mem

Mandó Dios desde lo alto un fuego que consume

nuestros huesos, nos arrojó en la desolación

y no tenemos consejeros.

 

Nun

El yugo de nuestras iniquidades pesa sobre nosotros

y no podemos levantarnos.

Merecemos ser pisoteados por tribunales paganos.

 

Sámec

Rechazó el Señor a todos sus buenos guerreros.

Los desprestigiaron por integristas.

Convocó a quienes quebrantaron a los mancebos

con lasciva seducción.

 

Ayim

Por eso lloro y manan lágrimas de mis ojos y mi

alma está sin alivio.

Tus hijos están desolados al ver el triunfo del enemigo

que está adentro y reforma tus mismas oraciones

con que otrora les aterrabas.

 

Pe

Tiende Sión sus manos y nadie la consuela.

Dios permitió que sus enemigos la rodeen

y la ciudad Santa es objeto de abominación.

 

Sade

Justo es Dios, pues fuiste rebelde con sus mandatos.

Contemplad el dolor de nuestra Madre: sus doncellas y

sus mancebos han ido al cautiverio de pastores ladrones

de su fe y su castidad.

 

Qof

Llamaste a tus amigos, pero te engañaron.

Firmaste tus propios decretos de autodemolición.

Tus sacerdotes y cardenales perecen en las ciudades

buscando la Comida que ellos debieran preparar.

 

Res

Mira, Señor, la angustia de tus hijos fieles.

Mira cómo se revuelven sus entrañas por la rebeldía del

error que hizo estragos en el cuerpo de tu Esposa.

 

Sin

Oyen nuestros gemidos y nadie nos consuela:

nos contentan con mentirosas reformas de palabras.

Y el Antiguo Enemigo se alegra de haber sido olvidado,

porque ahora exorcizan a quienes antes lo exorcizaban.

 

Tau

Señor descubre ante tus ojos la maldad del enemigo

y trátalo como nos trataste a nosotros

por nuestras rebeldías.

Muy dolorido está nuestro corazón.

 

¡Jerusalén, Jerusalén, conviértete al Dios que es TUYO!

 

P. Ismael

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